martes, 6 de septiembre de 2011

Cosas que no mola mezclar (parte 1)

Bueno, lo de que no mola es subjetivo… No mola si no sabes lo que pasa y no tienes cuidaico. Bueno, en esta entrada dentro de la sección Nuestra amiga, la química voy a hablar un poco de lo que te puede pasar cuando mezclas cosas ahí a lo loco sin saber lo que pasa, y de las consecuencias (a veces fatales) para la salud. Empecemos:

Lejía y amoniaco

Seguramente alguno de los que esté leyendo esto (si es que alguno de los que lee esto se dedica alguna vez a fregar en su casa) habrá pensado alguna vez que, para eliminar la suciedad presente en un suelo muy muy sucio, sería una buena idea mezclar lejía con amoniaco, y darle duro a la porquería (puede que limpiar no, pero seguro que alguno de los que me lee si que es un poco guarrete). Imaginemos una mancha muy bestia, muy hardcore, una de esas que solo encuentras después de una noche loca de fiesta en tu casa. Y tú (o tu madre, seamos realistas) piensas “hostia puta, para quitar ahora esto va a hacer falta mano dura”. ¿Qué pasaría si nos da por mezclar la lejía y el amoniaco para darle fuerza a la limpieza? Yo os lo explico.

La lejía, entre otras cosas que no nos interesan (porque no reaccionan en este caso), está formada por una disolución no muy concentrada de una sal llamada hipoclorito sódico, cuya formula es NaClO. La concentración suele ser bastante baja (10%), sin embargo con el amoniaco no ocurre lo mismo (su concentración es mayor, del 28% más o menos). Lo que ocurriría si reaccionara más lejía que amoniaco sería esto:

6 NaClO + 2 NH3 à N2 + 3 02 + 6 NaCl

En esta reacción se libera nitrógeno (el gas que compone el 78% de la atmósfera terrestre), oxígeno y cloruro de sodio (la sal de toda la vida). Os estaréis preguntando entonces, ¿Dónde está el peligro? Pues resulta que para que esto ocurra así, la concentración de lejía debe ser 3 veces mayor que la de amoniaco (esta frase es un poco inexacta, en realidad debería decir “por cada 3 moles de lejía debería reaccionar solo uno de amoniaco”, pero diciendo esto me ahorro explicar lo que es un mol a los que no lo sepan).
Lo que pasa es que normalmente, la concentración de amoniaco es casi el triple que la de lejía. Por lo que, además de esa reacción, se da otra secundaria pero con consecuencias mucho peores. Se forma cloramina (NH2Cl), un compuesto altamente tóxico que se forma en grandes cantidades, lo que hace que se desprenda en forma de gas (además, la formación de los dos gases anteriores la arrastran).

Por eso, si hay una mancha muy difícil en el suelo, mejor prueba con el Cillit Bang ese, no te juegues la vida.

Lejía y agua fuerte

El agua fuerte, o salfumán, es una disolución de ácido clorhídrico (HCl) que se puede comprar con una pureza de entre el 25% y el 37%, ya que al ser un gas diluido en agua, no se encuentra en concentraciones más altas.
Derrame de HCl

Vale, la verdad, esto no es algo que se mezcle de forma cotidiana. Pero por si a algún lumbreras se le está ocurriendo hacerlo para ver que pasa, mejor que se olvide de ello.

La lejía (recordemos, NaClO) reacciona con el agua fuerte según esta reacción:

NaClO + HCl à Cl2 (gas) +NaOH

NaOH es hidróxido de sodio, o lo que es lo mismo, sosa cáustica. Eso ya de por sí quema, pero también quema el agua fuerte, así que no creo que nadie se dedique a echarse en la mano la mezcla resultante. Lo que si es preocupante es el cloro gaseoso.

El gas cloro, también conocido como Umbreon, fue usado como un arma en la primera Guerra Mundial en la Segunda Batalla de Ypres. Según describieron los soldados que lo olieron (y siguieron vivos, que no fueron muchos), tenía un olor distintivo de una mezcla entre pimienta y piña. También tenía gusto metálico y pungía (como que se te pegaba) el fondo de la garganta y el pecho. El cloro puede reaccionar con el agua en la mucosa de los pulmones para formar ácido clorhídrico. Vamos, que es como si respiraras directamente agua fuerte. Es muy reactivo, y por tanto muy tóxico, y muy peligroso, así que no hagáis la prueba de mezclarlo.
Conclusión: No mezcles la lejía con nada, por tu seguridad.


Agua fuerte y aluminio

Siiiiii, vaaaaale, esto lo hemos hecho todos alguna vez. Solo lo pongo para que veáis que pasa, y que tengáis cuidado si lo volvéis a hacer.

Ya sabemos lo que es el agua fuerte, y por supuesto sabemos lo que es el aluminio (un metal, que forma parte del papel Albal entre otras cosas). La reacción tan chula que hace explotar las botellas donde lo echáis es esta:

6 HCl + 2 Al à 2 AlCl3 + 3 H2

Por tanto, lo que hace que explote la botella es la acumulación dentro de hidrógeno gaseoso. El hidrógeno gas no es venenoso, ni demasiado reactivo, por lo que inhalarlo no conlleva ningún peligro. El peligro que tiene es que el hidrógeno es extremadamente inflamable, es decir, que arde muy fácilmente, produciendo simplemente agua. Por tanto, si hacéis este “experimento”, es mejor que apaguéis el cigarro, por precaución.


En este video se muestra como obtienen hidrógeno en el laboratorio, y como lo mezclan con jabon para hacer burbujitas a las que pegarle fuego. (Una pasada, tengo que hacerlo algún dia xD)

Hasta aquí por hoy, nos vemos en la segunda parte.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

jajaja q bueno eso de las pompitas

Anónimo dijo...

Entrada currada, si señor!

eliii dijo...

lo de no mezclar lejia y amoniaco es una buena advertencia xD

Rosa De Rico dijo...

¡Ni se te ocurra hacerlo en casa!!!!!

Anónimo dijo...

nitrato háblanos de suicidio sí.....química suicida pooorfiiiis

Anónimo dijo...

Ayer realize el experimento de Ácido clorhídrico + aluminio pero le deje un boquete para que saliera el hidrogeno (como el video). La cosa es que lo deje asi toda la noche y esta mañana cuando lo mire el compuesto estaba amarillo transparente. La cosa es ¿Que es ese compuesto liquido resultante?
Gracias de antemano