Por qué los niños no quieren ser científicos

Bueno, primero de todo, perdón por este tiempo de sequía de entradas. Entre la universidad, mi nueva PS3, la pereza, y la falta de inspiración, no he podido escribir nada digno de este blog.

Ahora si, al lio:
Es más que obvio que a la mayoría de los niños de hoy en día les atrae más un futuro como el de Cristiano Ronaldo, que un futuro de científicos. Y no nos engañemos, no es porque CR7 cobre más (si fuera por eso, todos querrían ser como Bill Gates). Es porque los pobreticos, llenos de esperanzas y sueños, quieren dedicarse a lo que les gusta. Pero ¿por qué a casi ningún niño le interesa la ciencia?
¿Acaso no flipan en colores cuando ven en la tele a un mago? ¿No es la química una especie de magia cotidiana?
¿Acaso no les encanta abrir los juguetes más complejos a ver como funcionan? ¿No se encargan los ingenieros de armar los "juguetes" más grandes que existen?
¿Acaso no juegan con peónzas? ¿Por qué no estudiar los fenómenos físicos que la mantienen girando sobre su punta?
¿Acaso no se divierten buscando minerales? De ahi a la geología hay un paso
¿Acaso no les encanta atrapar bichos en un bote? ¿No es eso lo que hacen los biólogos?
(Vale, esa última era de broma, es la eterna rivalidad entre química y biología. No me lo tengáis en cuenta)

Entonces, ¿por qué los niños no quieren ser científicos de mayores? ¿Qué hace que la ciencia no sea una de las cosas que les gusta? La respuesta nos la da Michio Kaku en este interesante video:

Un dato curioso sobre Kaku: a la tierna edad de 17 añitos construyó un colisionador de partículas en su garaje con la intención de crear antimateria. Algo muy normal a esa edad...

(Gracias a Vicky por pasarme el video)